Piotr Beczała en Perelada

Sarah Tysman acompañó a Piotr Beczala en la inauguración del Festival de Perelada 2024 © Miquel González

Julio 19, 2024. El tenor polaco Piotr Beczała, acompañado al piano por su habitual acompañante en conciertos, la francesa Sarah Tysman, inauguró el presente Festival de Perelada en el mismo lugar en que debutó aquí, hace 11 años. Fue un acontecimiento con entradas agotadas para una nueva edición de tamaño “íntimo”, siempre a la espera de que concluyan las obras de transformación del auditorio principal, aunque parece que va para largo… 

En la primera parte ofreció nueve de las canciones de Chaikovski, que ha grabado recientemente y, si el calor asfixiante dentro y fuera del recinto hizo que comenzara con cierta prudencia, rápidamente se mostró en plena posesión de sus notables medios (hoy de mayor entidad en los registros central y grave, sin perder ni empañar la nitidez del agudo), y la concluyó con la gran aria de Lenski de Eugenio Oneguin, que siempre le ha permitido desplegar sus medios, la perfección de su emisión y la nobleza de su fraseo.

En la segunda parte pasó a algo menos exquisito y más esperado por el público: el repertorio lírico. Pero no comenzó enseguida con el más popular, sino con dos fragmentos de ópera eslava. Empezó con el aria del protagonista de la que se considera la mejor creación del padre de la lírica polaca, Stanisław Moniuszko, La mansión encantada. Larga, difícil, bella y con una peligrosa messa di voce al comienzo, y con mucho agudo (de esos que el respetable desea) fue un homenaje sensacional a la música de su patria. Continuó con el aria del príncipe de Rusalka de Antonin Dvořák, un papel que hasta hace poco tiempo cantaba asiduamente y que en la próxima temporada afrontará en el Liceu de Barcelona (algo más corta y siempre con agudos, levantó algo más la presión ya notable). 

Y luego aparecieron Un ballo in maschera de Verdi y Tosca de Puccini (este último en casi obligado homenaje al centenario de su fallecimiento). Su Riccardo verdiano ha sido y es proverbial y así lo demostró en sus fantásticas versiones de la balada del primer acto (con sus famosos saltos al grave) y de la gran aria del tercero (con recitativo incluido). Las dos arias de Cavaradossi han sido muy suyas desde antes de abordar el papel en su totalidad, y ambas le permitieron lucir la belleza de su timbre y su mayor trabajo sobre el fraseo en la primera.

Con el público de pie ovacionándolo, ofreció dos bises que recordaron también aquel debut suyo en esta plaza: una canción de su compatriota Mieczysław Karłowicz, bellísima y rematada con un agudo filado paradisíaco, y la napolitana ‘Core ‘ngrato’ de Salvatore Cardillo, de la que dio una versión espectacular.

La pianista Tysman, que acompañó con corrección y ejecutó la balada ‘Junio’ de Las estaciones de Chaikovski y la ‘Humoresque’ de Dvořák, pareció sorprendentemente más interesante en los acompañamientos de las arias.

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