Un ballo in maschera en Barcelona

Un ballo in maschera en Barcelona © Antoni Bofill

Febrero 20, 2024. El primer reparto de Un ballo in maschera (como había prometido hace una semana), resultó más interesante que el segundo justamente por los cambios en cuatro de los protagonistas. Por lo mismo no me referiré ni a la parte escénica ni a la prestación de la orquesta y coro bajo la batuta de Riccardo Frizza, sobre las que no he cambiado de opinión. 

Solo diré que Sara Blanch en el rol de Oscar presentó en algunos momentos señal de cansancio, con una mayor sequedad del timbre que, por fortuna, no afectó ni a sus dos intervenciones solistas ni en general a los concertantes. 

Se presentó como protagonista masculino Freddie De Tommaso, que obtuvo un gran éxito. Este tenor resulta mejor en una función de ópera que en un concierto, aunque su tendencia a recrearse en el agudo y a poner de manifiesto la potencia de su órgano vocal a mí no me parecen ni del mejor canto ni de lo más adecuado para el personaje (además de que no es un gran actor y su composición —por así llamarla— es precaria).

La mejor en el aspecto vocal y de fraseo fue Anna Pirozzi, una notable Amelia en todas y cada una de sus intervenciones (hacía tiempo que no oía una versión en vivo verdaderamente impresionante de sus dos grandes arias, en particular de la primera, ‘Ma dall’arido’). Obtuvo un gran triunfo, y bien merecido.

Artur Rucinski podrá no tener un gran volumen, pero emite bien, se oye siempre, tiene excelente técnica y usa contrastes y recursos expresivos legítimos para su Renato: también obtuvo un triunfo (con un espectacular ‘Eri tu’ en el que, sin embargo, hubo errores fonéticos).

Daniela Barcellona tuvo algún problema de volumen y de extremo agudo metálico, pero salió airosa de la breve y endiablada Ulrica.

Había mucho público (más que en la ocasión anterior) y con grandes deseos de aplaudir (también en este caso la impaciencia le hizo dispararse a mitad de la segunda aria de Oscar). Algunos, además, parecen no entender por qué no deben aplaudir cuando se les ocurre. Y no se trata solo de jóvenes, aunque lo sean predominantemente.

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