Germán Olvera: “El rol de Don Giovanni exige amplitud de registro”

Germán Olvera: «Estoy muy contento por volver a mi país para una ópera completa» © Jesús Cornejo

Ha sido muy grato platicar con el joven barítono Germán Olvera (Michoacán, 1985) sobre su carrera, inquietudes musicales y muy en especial sobre su inminente asunción del rol titular de la célebre obra maestra de Wolfgang Amadeus Mozart, Don Giovanni, prevista para los días 15 y 16 de marzo en el escenario del Teatro Ángela Peralta de Mazatlán, Sinaloa.

Germán posee una voz de gran belleza tímbrica y oscura sonoridad, además de sensible musicalidad e incisiva comprensión dramática de los personajes que interpreta. Inició sus estudios musicales en el Conservatorio de las Rosas en Morelia y debutó en el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México en 2013 al interpretar el fascinante rol del torero Escamillo en el montaje contemporáneo de la ópera Carmen que escénicamente dirigió el artista argentino Marcelo Lombardero y que incluyó el talento vocal de Luisa Francesconi, Dante Alcalá y Leticia de Altamirano. 

Posteriormente también en nuestro país interpretó al Conde Almaviva de Le nozze di Figaro, Uberto en La serva padrona, Dulcamara en L’elisir d’amore, Ping en Turandot y Marcello en La bohème, entre otros papeles destacados, y fue solista en la Sinfonía 8 de Mahler. Su debut en Europa fue en el rol de Lescaut (Manon Lescaut de Puccini) en Valencia, España, durante su estancia en el entonces llamado Centro de Perfeccionamiento Plácido Domingo.

De 2019 a 2022, Germán formó parte del ensamble de solistas del Staatsoper Hannover donde interpretó los interesantes roles de Belcore, Escamillo, Don Giovanni, Fígaro (de Il barbiere di Siviglia de Rossini), Marcello y Anthony en Sweeney Todd de Sondheim, e hizo su debut en la Royal Opera House de Oman (Muscat) en el personaje de Guglielmo en Così fan tutte), en el Teatro Real de Madrid y en De Nederlandse Opera como Ping, así como en el distinguido Festival de Glyndebourne con el Conde Almaviva en la citada ópera de Mozart. 

Este barítono también cantó en la premier mundial de El caballero de Olmedo (Don Rodrigo) del compositor malagueño Arturo Díez Boscovich en el Teatro de la Zarzuela de Madrid y el rol de Boxer en Animal Farm (Alexander Raskatov) para De Nederlanse Opera. El año pasado fue solista en la cantata Carmina Burana (Orff) en el BBC Proms Festival con la City Of Birmingham Symphony Orchestra dirigida por Kazuki Yamada, además de integrarse a la interpretación y grabación de las óperas Un giorno di regno de Verdi, en el rol del Caballero Belfiore, al lado de Vivica Genaux y Tina Gorina, y Paria de Stanislaw Moniuszko en el rol de Dzares, con Fabio Biondi al frente de Europa Galante en el Festival Chopin de Varsovia.

A continuación, compartimos la entrevista que Germán concedió desde Hannover, permitiéndonos robarle parte de sus horas de sueño, pues en aquella ciudad ya era de madrugada cuando conversamos con él, en exclusiva para Pro Ópera:

Muchas gracias por concedernos esta charla. Ya se acerca tu regreso a México para cantar el rol titular en Don Giovanni en Mazatlán. ¿Qué podrías contarnos de este montaje?
Estoy muy contento por volver a mi país para una ópera completa. La invitación vino de Patricia Pérez, con quien yo estuve trabajando en el Taller de Ópera de Culiacán hace tiempo. Es un proyecto que desde hace dos años se había planeado, pero, por cuestiones de agenda, no se había logrado concretar. No puedo hablar sobre las características del montaje pues no lo conozco aún, pero en breve estaré ya en los ensayos correspondientes. Lo que sé es que la muerte será un tema relevante en la concepción escénica. 

¿Cómo te sientes al encarnar al personaje de Don Giovanni? En mi opinión, es un rol difícil, de alta tesitura.
Es un rol que no es nuevo para mí pues en el año 2020 lo canté aquí en Hannover. Creo que al igual que otros papeles que ya he cantado —como Dulcamara, Escamillo, Fígaro o Malatesta— me queda perfecto vocalmente, dentro del rango de mi tesitura y que puedo cantar con libertad. 

Sin duda es un rol adecuado absolutamente a mi voz, con sus debidas exigencias. No es tan agudo como parece, aunque el aria ‘Fin ch’han dal vino’ debe meter en problemas a los cantantes de tesitura más grave, como el bajo-barítono. Anteriormente teníamos como referencia a cantantes como Cesare Siepi, cuya tesitura realmente era más grave, pero se trata de un rol que exige amplitud de registro. Escénicamente es un personaje muy interesante, de entrañables facetas.

Has participado en producciones de carácter vanguardista, como la Turandot de Robert Wilson y Bomarzo (de Alberto Ginastera) de Pierre Audí, ambas en el Teatro Real. ¿Cómo fueron estas experiencias?
En Turandot canté el rol de Ping. Todos los personajes estaban prácticamente estáticos, excepto Ping, Pang y Pong, a quienes nos indicaron estar saltando durante la mayoría de nuestras intervenciones y nadie comprendimos realmente por qué. Fueron seis semanas de ensayos y fue difícil realizar esas maniobras en un piso liso. Con decirte que otro colega y yo nos lesionamos un gemelo del pie. Fue una experiencia muy ardua, aunque el resultado visual era muy bello. 

En el caso de Bomarzo, interpreté a Girolamo y durante una larga escena estuve cantando completamente desnudo en el escenario. Fue un requerimiento escénico justificado que abordé con la mayor naturalidad posible. En el cine y televisión uno puede apreciar frecuentemente a los actores desnudos, pero hay una pantalla que en cierto modo les protege. En este caso estuve frente al público en las funciones y ensayos en vivo, estando totalmente expuesto, pero no tuve problema con ello. La dirección de Pierre Audí me pareció seria y bien razonada. Creo que hay diversas propuestas de escena y muchas veces los directores muestran un total desconocimiento de la historia, de la música y de la partitura, sugiriendo situaciones incoherentes e incomprensibles. A veces resulta mucho mejor una dirección tradicional que no traicione la esencia de la obra ni ofenda al compositor y público.

Germán Olvera en Bomarzo, de Alberto Ginastera

¿Es fácil para ti aprender una nueva obra? ¿En cuánto tiempo preparas un nuevo rol?
Depende del idioma de la obra en cuestión. Para mí es muy fácil si el texto está en español, inglés o italiano. Ya si está en francés o alemán, por ejemplo, puede llevarme un poco más de tiempo. En lo musical aprendí un método de solfeo muy eficaz que me permite aprender las obras de manera relativamente fácil. Por ejemplo, cuando aprendí Guglielmo para Così fan tutte que debuté en Omán, fueron alrededor de 10 días. 

Pero algunas veces dispone uno de menos tiempo y hay que concentrarse. Después viene el estudio del personaje, su sentir, su personalidad y participación dentro de la historia. 

¿Has cantado repertorio barroco? ¿Te gustan las obras de esa época?
Desafortunadamente, he cantado poco de este repertorio, pero me encantaría poder hacerlo en el futuro. En diciembre de 2013, cuando estuve en el Centro de Perfeccionamiento Plácido Domingo, tuve la oportunidad de interpretar a Niceno en L’incoronazione di Darío de Vivaldi en el Teatro Martín I Soler de Valencia. Fue una gran experiencia. Tengo preparadas las arias del Oratario Messiah de Händel, que he cantado en alguna audición. Me interesa mucho cantar barroco pues el canto suele ser más natural, sin una impostación mayor. Cuando canté el rol de Fígaro en la versión original de la ópera de Rossini, sentí en mi voz ese tipo de impostación más natural.

En tu opinión, ¿cuál es la diferencia entre una ópera en México y la ópera en Europa?
Comparado con Europa, en México se produce mucho menos ópera. En Europa todo es más rápido y se canta mucho más seguido. En cambio, en México, al terminar un montaje, la sensación es más satisfactoria pues considero que se realiza con mayor pasión. Al terminar un montaje uno siente nostalgia inmediatamente. Tal vez en Europa no hay la misma magia, el mismo encanto, pues de inmediato tiene uno que ensayar una nueva obra, casi al día siguiente de que concluyó la anterior. 

Sin embargo, en Europa las condiciones son más favorables y se respeta más al artista. Además, hay más público amante del género. Todo se programa con suficiente anticipación y se respetan los acuerdos, desde el número de ensayos hasta el pago correspondiente. Hay muchas semanas de ensayo para una nueva producción mientras que para una reposición a veces solo basta con una semana para ensayar la escena, un ensayo con orquesta y luego la función. Ojalá que en México hubiera más ópera para ese público tan amoroso que hay allá.

¿Puedes contarnos sobre tus próximos compromisos?
En este año será mi debut en el papel del Conde Danilo en Die lustige Witwe (La viuda alegre) de Franz Lehár durante los meses de junio y julio para el Festival de Glyndebourne. Me entusiasma mucho este compromiso pues será dirigido escénicamente por Cal McCrystal, célebre artista irlandés cuyo trabajo ha brillado en Hollywood, Broadway y el West End. Además, cantarán los ilustres Thomas Allen (Barón Mirko Zeta) y Danielle DeNiese (Hanna Glawari). 

Luego cantaré el Figaro de Rossini en este mismo Festival y en Oviedo, y después vendrá la reposición de Animal Farm de Alexander Raskatov en el Teatro Massimo de Palermo. Después cantaré el Figaro de Mozart en el Teatro Real de Madrid, Sharpless en Madama Butterfly en Berlín, así como dos óperas modernas: Enemigo del pueblo de Francesc Coll para Valencia, en coproducción con el Teatro Real; y We Are The Lucky Ones de Philipp Venables en la Dutch National Opera de Ámsterdam.

Te deseamos mucho éxito en el montaje de Don Giovanni en Mazatlán.
Muchas gracias. La ópera, por cierto, tendrá al maestro Gordon Campbell en la dirección orquestal de la Camerata Mazatlán y la dirección escénica correrá a cargo de Rodrigo Cervantes, con un elenco vocal totalmente mexicano.

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