Andrea Chénier—Giordano

Jonas Kaufmann, George Petean, Anja Harteros, Rachael Wilson, Helena Zubanovich, Larissa Diadkova, Andrea Borghini, Johannes Kammler, Christian Rieger, Tim Kuypers, Ulrich Ress, Kevin Conners, Callum Thorpe, Alexander Milev
Bayerisches Staatsorchester, Bayerische Staatsoper; Marco Armiliato
BSO Recordings Bluray

La Ópera Estatal de Baviera ha comenzado a sacar al mercado videos de algunas de sus más memorables funciones en lo que es su ahora marca oficial en formato visual: BSO Recordings. Una de las funciones más memorables de los últimos diez años en dicha casa de ópera muniquesa fue la entonces nueva producción de Andrea Chénier de Umberto Giordano con la participación estelar en el elenco del llamado “Traum Paar” (Pareja de Ensueño) de la ópera: el tenor Jonas Kaufmann en el papel titular y la soprano Anja Harteros como Maddalena di Coigny. El barítono rumano George Petean completó el elenco protagónico con su interpretación de Carlo Gérard. Marco Armiliato dirige a la Orquesta y Coro de la Ópera Estatal de Baviera.

Andrea Chénier fue estrenada el 28 de marzo de 1896 en el Teatro alla Scala de Milán con música de Umberto Giordano y libreto de Luigi Illica. Esta nueva producción fue estrenada en 2017 y estuvo a cargo del regista Philippe Stölzl, afamado cineasta y director de teatro alemán, quien describe su acercamiento a esta ópera de la siguiente manera: “Mis ideas surgen de la propia pieza. Trabajo de adentro hacia afuera. Cualquier director necesita encontrar algo a lo que aferrarse en la historia. Quiero narrar lo que hay ahí. No necesito inventar nada. Los personajes funcionan como lo hacen porque actúan dentro de imágenes históricas fijas. Mi objetivo como director es descubrir este panorama y revelarlo a mi público”. 

Y se agradece que Stölzl no haya decidido situar Andrea Chénier en el espacio sideral o en algún otro lugar para satisfacer alguna idea loca que se le pudo haber ocurrido. Apegado totalmente a la época y a los sucesos que ocurren en ella durante la Revolución Francesa y la Época del Terror de Maximilien Robespierre (1789-1794), el director de escena alemán presenta una puesta tradicional en cuanto a la ambientación, pero fresca y llena de detalles dramáticos que enriquecen tanto la trama como la interpretación de los cantantes. 

El único toque moderno que tiene esta puesta en escena es la aparición del personaje de Mathieu maquillado como El Guasón de Batman en la película protagonizada por Joaquín Phoenix. Esto le da al personaje un aire de salvajismo y de locura a la vez que parece también la figura de la muerte que ronda a todos los personajes desde el principio de la ópera. Muy inteligente resulta el detalle de que este personaje entra a escena antes de que empiece el acto I, cargando una bandera francesa ensangrentada y cantando “La Marsellesa”. 

Stölzl usa muy bien la escenografía, que está dividida en varios niveles y cuartos en donde, por ejemplo, en el primer acto, muestra a la clase alta en el nivel de arriba del escenario y a la clase baja o trabajadora en el sótano o nivel de abajo. Así va marcando las diferencias sociales, que irán cambiando en el segundo y tercer actos hasta que la prisión de Chénier en St. Lazare se sienta más como una antesala al infierno, además de una prisión. 

Visualmente, los vestuarios de la nobleza son de color pastel e impolutos, mientras que los de la clase obrera y los sirvientes son de colores oscuros y opacos. Otra gran idea de la visión de Stölzl fue vestir a Chénier desde el principio de manera humilde y no elegante ya que, como sabemos, fue un poeta que no tenía mucho dinero. Es por ello que la relación entre la elegante Maddalena y el andrajoso Chénier es presentada como un encuentro entre dos clases sociales. 

La dirección actoral de Stölzl hace que los cantantes vivan sus personajes y, siendo esta una función en video con excelentes tomas y acercamientos, podemos ver cómo Kaufmann, Harteros, Petean y todo el elenco están viviendo sus personajes, no solo cantándolos. El final de la ópera, con el sublime dueto de amor ‘Vicino a te’, que generalmente deja un sabor de boca en el cual uno piensa que el amor de ambos trascenderá a la muerte o se sublimará en ella, en esta puesta deja un claro mensaje: los inocentes seguirán muriendo y la sangre seguirá derramándose. 

Dueto final completo: Andrea Chénier: ‘Vicino a te… la nostra morte’ 

Esta función fue grabada en diciembre de 2017, cuando Jonas Kaufmann y Anja Harteros estaban en la cima de su fama como la pareja ideal en la ópera, especialmente en Múnich. Ya habían cantado juntos Lohengrin (2009), Il trovatore, Don Carlo y La forza del destino en este teatro, y siempre han mostrado tener gran química en escena, además de que sus voces se complementan muy bien la una a la otra. Los dos están en plenitud vocal en esta función. 

Fue la segunda vez que Kaufmann interpretaba a Chénier, habiéndolo cantado primero en la Royal Opera House de Londres en la temporada 2014-2015, para luego cantarlo en Múnich y posteriormente en la Ópera Estatal de Viena, de nuevo con Harteros como su Maddalena. El tenor alemán hace gala de su timbre abaritonado y de un canto intenso, lleno de matices y emociones bien controladas. Hace de Chénier un personaje más poético que heroico, un poco inocente por momentos, pero fuerte y apasionado en cuanto a su amor por Maddalena y por su patria. 

Kaufmann canta muy bien el aria ‘Un dì all’azzurro spazio’ en el primer acto, con matices emocionales necesarios para proyectar todo lo que Chénier quiere decirles a los aristócratas y, en especial, a Maddalena, en esta escena. Sus agudos son certeros, bien cubiertos y su fraseo de buen gusto. Sí, el rol requiere una voz más spinto que lírica, pero Kaufmann nos demuestra cómo, en varias ocasiones, se requiere de un canto más refinado y hasta de cierta ternura (como en ambos duetos con Maddalena) para mostrar el lado sensible del poeta. 

Excelente, su bien bordado ‘Come un bel dì di Maggio’ en el acto IV. Está de más decir que sus duetos con la excelsa Maddalena de Harteros, ‘Ora soave, sublime ora d’amore’ en el acto II y ‘Vicino a te’ en el acto IV son dos de los momentos más emotivos y apasionados de la función. Muy bien su actuación, y no solamente su canto, en la escena ‘Sí, fui soldato’ del acto III. Es un papel que le queda de maravilla al tenor alemán y que próximamente cantará de nuevo en la Royal Opera House de Londres.

Anja Harteros es una Maddalena de Coigny de voz lírica, pero con el peso suficiente para sortear los pasajes más dramáticos de la partitura sin esfuerzo alguno. Moldea un personaje noble y con un aura de pureza que mantiene aún después de los hechos tan horrendos que vivió al perder a su madre y su hogar a manos de los revolucionarios. Stölzl le da una marca en el rostro a partir del segundo acto, una especie de rasguño que nos da a entender las penurias que el personaje vivió. No es una Maddalena débil y esto lo muestra Harteros en su manera de enfrentar a Gérard en el acto III. Actua muy bien la evolución de la joven de alta sociedad, con cierto aire superfluo del acto I para pasar después a la muchacha desesperada que busca a Chénier quien no solo es su amor sino su única esperanza. 

La soprano alemana canta ‘La mamma morta’ con un refinamiento vocal de gran belleza, proyectando toda la desesperación del personaje, transmitiendo su historia incluso a través de sus ojos. Ella y Kaufmann se complementan muy bien durante los duetos y se nota que tienen una complicidad artística muy bien cimentada. Les creemos que son los personajes y sentimos que están viviendo lo que cantan.

El barítono rumano George Petean canta con un sabor muy italiano el rol de Carlo Gérard. Su voz es aterciopelada pero imponente a la vez, su técnica es impecable y sabe cómo hacer del papel un rol interesante, lleno de matices. Su personaje es el que más evoluciona durante la ópera, el que más cambios emocionales tiene y quien se redime al final al permitir que su amada Maddalena muera al lado del hombre que ella verdaderamente ama. Tanto ‘Son sesent’anni, o vecchio’ como el aria ‘Nemico della patria’ son interpretadas por Petean con línea de canto y poniendo mucha atención a transmitir todo lo que el personaje dice en ellas. Son dos arias que presentan dos puntos de inflexión y de reflexión para Gérard dentro de la trama.

En cuanto al resto del elenco, debemos destacar la coqueta y noble Bersi de Rachael Wilson, la elegante Condesa de Coigny de la mezzosoprano Helena Zubanovich y el Roucher del barítono Andrea Borghini con una voz muy bella. Kevin Conners también sobresale como L’Incredibile y Tim Kuypers es un maquiavélico Mathieu con una voz oscura y penetrante además de una actuación que hiela la piel.

Marco Armiliato dirige con su ya conocida fuerza e italianità esta partitura que se ve que conoce de principio a fin, permitiendo a sus cantantes lucirse vocalmente sin dejar a un lado la intensidad del drama. El sonido de los músicos de la Orquesta de la Ópera Estatal de Baviera es brillante, lleno de colores y matices que resaltan las diferentes atmósferas de las escenas de la obra.

Mención especial merece también el director de cámaras y de producción, el afamado Brian Large, por su excelente trabajo que hace que este Andrea Chénier sea no solo un deleite musical sino también visual, por su atinada elección de tomas. Una versión en video muy recomendable en todos los aspectos. 

Compartir: