La donna del lago—Rossini

Salome Jicia (Elena), Juan Diego Flórez (Giacomo V), Varduhi Abrahamyan (Malcolm), Michael Spyres (Rodrigo), Marko Mimica (Douglas)
Orchestra e Coro del Teatro Comunale di Bologna; Michele Mariotti
C Major / UNITEL Bluray

Basada en el poema de Sir Walter Scott, The Lady of the Lake (1810), la ópera La donna del lago de Gioachino Rossini fue estrenada el 24 de octubre de 1819 en el Teatro San Carlo de Nápoles. Este melodrama en dos actos tiene un libreto de Andrea Leone Tottola y contó con un elenco de ensueño para su estreno: Isabella Colbran como Elena, el tenor Giovanni David como Uberto/Giacomo V, el tenor Andrea Nozzari en el papel de Rodrigo y la contralto Bendetta Rosmonda Pisaroni en el papel ‘en travesti’ de Malcolm. 

La donna del lago se lleva a cabo en la Escocia del siglo XVI; cuenta la historia de Elena, a quien llaman “la dama del lago”, que es amada por tres hombres a la vez. Uno de ellos es el rey Giacomo V, quien se presenta ante ella bajo la falsa identidad del cazador Uberto; el segundo es a quien su padre eligió para casarse con ella: Rodrigo Di Dhu, jefe de un poderoso clan escocés; y el tercero es a quien Elena verdaderamente ama, el joven Malcolm Graeme. 

Elena conoce a Giacomo V/Uberto y él se enamora perdidamente de ella, pero la joven no le corresponde, aunque siente cierta curiosidad por él. Elena es hija de Douglas, uno de los jefes de los clanes escoceses que están en contra del rey, y “Uberto” reconoce que se ha enamorado de la hija de uno de sus enemigos. Huye de la cabaña donde Elena le ha dado asilo y después aparece Malcolm, buscando a su amada. Se esconde al oír la llegada de Douglas, quien viene a anunciarle a Elena su inminente compromiso con Rodrigo. Ella se resigna, no sin antes tener un momento de felicidad al ver a Malcolm, y ambos juran amarse siempre. 

Rodrigo llega y descubre que Elena no está muy feliz con su próxima boda, sospechando que ama a otro. Malcolm llega a ofrecer a sus hombres y su espada para luchar contra el rey, y descubre que Elena está por casarse con Rodrigo y ambos están a punto de enfrentarse cuando se oye el clamor de la batalla y los hombres salen a pelear. 

El rey sigue sin olvidar a Elena y vuelve a buscarla en su cabaña, disfrazado de nuevo como Uberto. Le declara su amor y ella lo aleja pidiéndole que transforme ese amor en amistad. Él acepta, no de buena gana, y le da un anillo que le ayudará a Elena a pedir cualquier favor al rey, ya que según “Uberto”, este se lo regaló por salvarlo en batalla. Elena hará uso del anillo para pedirle a Giacomo V la libertad de su padre, Malcolm y Rodrigo, y el rey no tendrá más remedio que dejarlo ir y bendecir la unión entre Elena y Malcolm.

Dada la puesta en escena del video que reseñaremos en este texto, me pareció pertinente contar la trama para poder justificar o discutir ciertas decisiones tomadas por el director Damiano Michieletto sobre la dramaturgia de la obra. Pero vayamos en orden:

Después de ser representada por varios años en el siglo XIX, La donna del lago desapareció del repertorio de las casas de óperas hasta que en 1958 se volvió a presentar en Florencia en el Teatro alla Pergolla durante el Festival del Maggio Musicale Fiorentino. 1981 fue una fecha muy importante para esta ópera, ya que dos importantes teatros decidieron montar esta obra con cantantes de primer orden: la Houston Grand Opera con Frederica Von Stade (Elena), Marilyn Horne (Malcolm) y Rockwell Blake (Giacomo V/Uberto), dirigidos por Claudio Scimone, y en el Rossini Opera Festival de Pésaro con un elenco encabezado por Lella Cuberli (Elena) y Philip Langridge (Giacomo V/Uberto) con la edición crítica de Colin Slim. 

En 1983 se hizo una reposición de la misma producción con Katia Ricciarelli (Elena), Lucia Valentini-Terrani (Malcolm), Dalmacio González (Giacomo V/Uberto), Dano Raffanti (Rodrigo) y Samuel Ramey (Douglas), bajo la dirección de Maurizio Pollini, de la cual existe una grabación en audio. En 1992, para el bicentenario del nacimiento de Rossini, el Teatro allá Scala de Milán presentó una nueva producción de Werner Herzog de La donna del lago dirigida por Riccardo Muti con June Anderson (Elena), Rockwell Blake (Giacomo V/Uberto), Chris Merritt (Rodrigo) y Martine Dupuy (Malcolm). Otros teatros importantes como la Royal Opera House de Londres, la Metropolitan Opera House de Nueva York y la Ópera de Paris, han presentado este título con elencos de gran calidad vocal.

La función de esta nueva versión de La donna del lago fue grabada en el Rossini Opera Festival de Pésaro en 2016 y fue apenas lanzada a la venta en octubre de 2023. Se trata de una nueva producción el director italiano Damiano Michieletto con un elenco vocal muy sólido y experto en Rossini. La soprano georgiana Salome Jicia es quien encarna a la atormentada y romántica heroína Elena, la dama del lago, y a su lado figuran dos de los grandes tenores belcantistas de la actualidad: Juan Diego Flórez y Michael Spyres. En el papel en travesti de Malcolm está la mezzosoprano franco-armenia Varduhi Abrahamyan y como Douglas el bajo-barítono croata Marko Mimica. Michele Mariotti dirige la Orchestra e Coro del Teatro Comunale di Bologna en esta magnífica presentación.

Esta ópera tiene pasajes musicales muy lucidores para todos sus protagonistas, especialmente para Elena y el rey, además de dos arias bellísimas para Malcolm. Salome Jicia es una Elena de voz cálida, con una técnica vocal impecable y honesta al transmitir las diversas emociones del personaje. Muestra el conflicto emocional de la joven desde su aria ‘Oh mattutini albori!’, pasando por el intenso dueto con “Uberto” en el acto I: ‘Quali accenti!… Quai tormenti!’, hasta llegar a su aria final ‘Tanti affetti in tal momento’, en donde hace un derroche de pirotécnica vocal con coloraturas precisas y claras. Su voz se acopla muy bien tanto con la de Flórez como con la de Abrahamyan en su precioso dueto ‘Vivere io non potrò’.

La mezzo franco-armenia hace un Malcolm noble y enamorado, batallando con la bizarra dirección de escena que Michieletto les marcó. Abrahamyan canta muy bien su aria ‘Mura felici… Elena! Oh tu, che chiamo!’; su timbre aterciopelado es igual de brillante en el registro central que en el agudo, además de ofrecer excelentes fioriture. Muy bella también su interpretación del aria del acto II, ‘Ah si pera: ormai la morte’, donde hace uso de un fraseo refinado. Actoralmente, hace muy bien el papel de jovencito. 

El “duelo de tenores” en esta versión corre a cargo del tenor peruano Juan Diego Flórez y el (bari)tenor estadounidense Michael Spyres, dos intérpretes con voces totalmente distintas, uno más asociado con el repertorio de Giovanni Battista Rubini y otro con el de Andrea Nozzari. Ambos lucen al máximo en sus roles de Giacomo V y Rodrigo, respectivamente. Flórez está en plenitud vocal y se nota que domina el estilo rossiniano y este papel en particular. Lanza agudos con la mayor facilidad en este papel que es tan difícil de cantar. Uno de los momentos más emotivos de la función es al final de la cavatina ‘Oh! fiamma soave’, cuando el público le brinda una gran ovación. Un tour-de-force para cualquier tenor, pero del cual Flórez sale victorioso y ovacionado. Actoralmente, el tenor peruano interpreta a “Uberto” de manera demasiado fogosa, restándole aire romántico y noble al personaje. Su enamoramiento de Elena parece más acoso y se ve a la joven hasta espantada de su ardor. 

En el caso de Rodrigo, Spyres canta con su bien timbrada voz de baritenor, subiendo a la estratósfera de su registro y bajando con igual sonoridad y riqueza en armónicos. Su cavatina ‘Eccomi a voi, miei Prodi… Ma dov’è colei, che accende’ es otro momento de virtuosismo vocal y fuegos artificiales rossinianos. El contraste entre su timbre más oscuro y el brillante y más ligero de Flórez proyectan incluso las dos personalidades de sus roles. El terceto de ellos con Elena en el acto II ‘Alla ragion deh rieda’ es otro de los momentos más fantásticos de la función. 

Marko Mimica es un Douglas enérgico y algo brusco con Elena; vocalmente, el bajo-baritono croata canta con un timbre imponente y buena línea de canto. La soprano española Ruth Iniesta canta con bello timbre el pequeño rol de Albina.

Michele Mariotti dirige la partitura con colores, matices y dinámicas que resaltan aún más las melodías rossinianas. Es un director que cuida mucho los detalles, y a sus cantantes les permite respirar y lucirse en todo momento. Sus tempi se sienten libres. Se ve que trabajó detalladamente con Michieletto para que la música estuviese perfectamente bien coordinada con lo que iba pasando en escena que, a veces, es mucho. 

La puesta en escena de Michieletto tiene aciertos muy interesantes y otros momentos en que su premisa se cae. Según lo que plantea durante la obertura, este será un recuerdo o una narración en flashback (usando lenguaje cinematográfico); vemos a Elena y Malcolm en una salita de su casa, ya entrados en años, con una foto de Giacomo V en la mesita, y se siente que la relación de ambos es distante desde hace tiempo. Con esto, Michieletto quiere dar a entender que Elena en realidad está arrepentida de casarse con Malcolm y de que sí estaba enamorada del rey. La premisa puede funcionar salvo que, en varios momentos de la ópera, es claro en el libreto y en las escenas de Elena con Giacomo, que él es quien estaba enamoradísimo de ella y ella le hace ver en varios momentos que su corazón pertenece a otro. 

Para colmo, durante toda la función, Michieletto introduce a los “dobles” de Elena y Malcolm, de edad madura, a interactuar con los personajes jóvenes y con todos los demás, distrayendo en varios momentos la acción principal de la ópera. Conforme va transcurriendo la narración, la premisa y visión de Michieletto va quedando opacada por lo que dice el libreto y por el carácter de la música, y el final se siente verdaderamente forzado. 

La ópera termina donde empezó, en la salita de Elena y Malcolm, con ellos sentados juntos mientras Elena canta la alegre melodía de ‘Fra il padre e fra l’amante’, en donde dice que está exultante de recuperar a su amado (Malcolm) y a su padre. La acción se desarrolla dentro de una casa abandonada, en ruinas (Escocia devastada por la guerra), y con vegetación creciendo alrededor. Hay muchas escenas muy oscuras y otras en donde la iluminación de Alessandro Carletti cobra un significado hasta poético. Es como tratar de seguir dos historias, pero con la misma música: llega a ser confuso, sobre todo si no se conoce la trama muy bien. 

Hay veces en que menos es más, y Michieletto abusó de querer meter su visión en una historia que, honestamente, es sencilla y sin tantas complicaciones. El final, donde, en una puesta tradicional y lineal, Elena termina feliz de estar con Malcolm y su padre, se desvanece y deja al oyente con un sabor de melancolía que nada tiene que ver con lo que sugiere la música. 

De nuevo, el desempeño musical de esta grabación sobrepasó por mucho la propuesta escénica, con un gran elenco y dirección musical. 

Rossini: La donna del lago, Rossini Opera Festival de Pésaro 

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