Verissimo—Vittorio Grigòlo
Vittorio Grigòlo (tenor)
Czech National Symphony Orchestra, Pier Giorgio Morandi
SONY CLASSICAL CD
El tenor italiano Vittorio Grigòlo presenta su nuevo disco que se titula Verissimo, que significa “muy verdadero”, pero es un juego de palabras con verismo, que significa realismo llevado al extremo y que es un estilo de ópera muy apasionado que se dio a finales del siglo XIX y principios del XX.
En este álbum hay selecciones de dicho periodo, que van desde el surgimiento del verismo con La Gioconda de Amilcare Ponchielli, hasta llegar a su apogeo con las obras de Giacomo Puccini, Pietro Mascagni, Ruggero Leoncavallo, Arrigo Boito, Francesco Cilea y Umberto Giordano. Interpretar este estilo de óperas requiere de una voz sólida que puede transmitir emociones a flor de piel con el poderío que la música requiere, pero también con una sensibilidad que no caiga en lo exagerado.
El propio tenor explica lo que quiso lograr con la selección de estas arias para este disco: “Quería llamarlo Verissimo porque, en cierta manera, esta música es absolutamente verdadera. Los sentimientos te atraviesan directamente, no están calculados. Todo sucede tan rápido en el verismo como en la vida real”.
Vittorio Grigòlo canta de manera poco ortodoxa y, para los puristas de la lírica, llega a ser un artista que interpreta con exceso de pasión, llegando a veces a la exageración. Para otros, no tan casados con la tradición, este es un intérprete que sacrifica, tal vez, la pureza vocal o la técnica perfecta por una interpretación que transmite emociones y que encarna a cada uno de sus roles con pasión. Se entrega al cien por cierto en todo momento y se nota que adora cantar. Su personalidad extrovertida y apasionada es perfecta para este repertorio y, aunque hay algunos aspectos técnicos discutibles, lo cierto es que el tenor emociona e imprime su sello propio a cada aria en este CD.
Comienza el disco con el aria de Faust del acto I escena 2 ‘Dai campi, dai prati’ de Mefistofele de Boito. Grigòlo trata de modular y cantar a mezza voce para luego ir in crescendo hasta llegar al clímax del aria. Su registro agudo tiene un squillo brillante que se expande. Sigue la serenata de Osaka ‘Apri la tua finestra!’ de la todavía poco conocida ópera Iris de Mascagni.
Iris, Mascagni, acto I: ‘Apri la tua finestra!’
Sigue el aria de Enzo Grimaldo ‘Cielo e mar’ del acto II escena IV de La Gioconda de Ponchielli. Grigòlo nos va llevando por la emoción que siente el personaje por la futura llegada de su amada Laura. Trata de no desbordar la emoción desde un principio, haciendo matices y cantando con delicadeza. El tenor italiano ha trabajado en regular las dinámicas de su canto para que no sea todo forte o fortissimo. El rol de Enzo le queda muy bien y su voz se oye libre y cómoda en esta aria.
La Gioconda, Ponchielli, acto II, escena 4: ‘Cielo e mar!’
De Adriana Lecouvreur de Cilea incluye las dos arias de Maurizio: ‘L’anima ho stanca’ del acto II escena 2 y ‘La dolcissima effige’ del acto I escena 5. Es muy interesante escuchar cómo, en tan poco tiempo (las arias duran menos de 3 minutos), Cilea logra proyectar el estado de ánimo del conde de Sajonia. Grigòlo tiene la tendencia de empezar las frases que debe hacer en piano con un ligero gemidito que podría molestar a los puristas, pero que se puede tomar también como un momento de sentimiento incontrolable por parte del intérprete. En ‘La dolcissima effige’, luce su timbre lírico y en ningún momento intenta hacer más pesada su voz. En todo el disco jamás lo escucharemos spinto (empujado); todo lo canta con su timbre lírico, brillante y que se expande en los sobreagudos sin problema alguno.
Dos arias que le quedan muy bien son las de Andrea Chénier de Giordano. Canta primero ‘Come un bel dì di maggio’ del acto IV, para después interpretar el Improvisso ‘Colpito qui m’avete… Un dì all’azzurro spazio’ del acto I. Grigòlo se adentra en el personaje de Chénier con un aire poético en la primera aria, con buena línea de canto. En el Improvisso del acto I hace muy bien la distinción entre los momentos en que está comentando al principio de la escena y aquello que va recitando ya como crítica social ante los invitados de la Condesa de Coigny. Matiza con dinámicas que exaltan todo lo que Chénier quiere proyectar en su improvisación. Una gran sorpresa el modo en la que interpreta a Chénier.
Andrea Chénier, Giordano, acto I: ‘Colpito qui m’avete … Un dì all’azzurro spazio’
Turiddu es un papel que a Grigòlo le va muy bien por su temperamento, y aquí podemos escucharlo cantar la escena final ‘Mamma, quel vino è generoso’ de Cavalleria rusticana de Mascagni. En esta aria, el tenor debe saber actuar con la voz el estado de nerviosísimo y de miedo que tiene Turiddu, además de poder proyectar la desesperación de su despedida a su madre. Se mete de lleno y desborda emociones en el aria sin caer en exageraciones.
Il tabarro tiene uno de los papeles para tenor más tirantes de Puccini; Luigi, aunque canta relativamente poco durante la ópera, tiene partes muy dramáticas que llevan a los tenores que lo interpretan al límite de sus facultades vocales. Prueba de ello es el aria ‘Hai ben ragione’ la cual Grigòlo canta de manera inteligente, sin apretar su emisión o empujarla de manera que se lastime. La vuelve más un aria melancólica con tintes de desesperación para no explotar en ira.
De La fanciulla del West de Puccini, el tenor canta el aria más famosa de Dick Johnson (Ramérrez): ‘Ch’ella mi creda’ del acto III. Su registro central es aterciopelado pero su voz luce mucho más al llegar al agudo y sobreagudo. Opta por hacerla de manera más lírica, con un fraseo bueno y culminando con intensidad.
Otra de las arias líricas de Puccini es ‘Addio, fiorito asil’ de Pinkerton en Madama Butterfly. Aquí el tenor está a sus anchas, cantando con pasión y dejando ver que tiene un bello timbre que luce muchísimo en este estilo de arias.
Madama Butterfly, Puccini, acto III: ‘Addio, fiorito asil’
El aria en donde sí sentimos que Grigòlo está en el límite de su voz es en ‘Vesti la giubba’ de Pagliacci de Leoncavallo. En la primera parte del aria, el tenor italiano interpreta con intensidad y balanceando bien las emociones. Es un rol que, aunque ya lo cantó en escena este año en la Staatsoper Hamburg, creemos que no debe interpretar muy seguido. Es un Canio muy lírico y necesita un poco más de peso en el registro central para toda la escena final.
Se incluyen en el disco las dos arias de Calaf de Turandot: ‘Non piangere Liù’ y ‘Nessun dorma’. Canta con mucha ternura la primera aria, con una dinámica de las cuerdas en la orquesta muy atmosférica por parte de la concertación. De nuevo, hace gala de su timbre lírico y nunca trata de sonar heroico. Canta ‘Nessun dorma’ con buen fraseo, pasión y matices; su grito de “vincerò” lo expande y sostiene muy bien.
Turandot, Puccini, acto III: ‘Nessun dorma!’
El disco cierra con ‘Ave Maria’ de Mascagni: un arreglo hecho con la música del intermezzo de Cavalleria Rusticana con letra de Piero Mazzoni.
Excelente trabajo del director Pier Giorgio Morandi al frente de la Czech National Symphony Orchestra; se agradece escuchar las hermosas melodías de cada una de las arias con un sonido rico, brillante y tempi que resaltan el drama. Se nota también que Morandi buscó darles el estilo adecuado del verismo en donde la orquesta es más densa, pero no por ello menos colorida o dinámica. Muy recomendable este disco, sobre todo para los admiradores de Vittorio Grigòlo y para aquellos que quieran adentrarse al apasionante mundo del verismo.